Crónicas Kilimanjaleiras (VI)
13 de agosto de 2003 (MACHAME HUT-SHIRA HUT)
Fin del barro. Comienzo del polvo. Matope vumbi.
El camino ha serpenteado entre flores del Everest, las primeras lobelias y formaciones rocosas. Siempre pole-pole, siempre con el Meru de fondo, emergiendo de entre las nieblas y el eterno mar de nubes.
Etapa suave que he aprovechado para ponerme las botas de alta. Son muy cómodas y para estrenarlas hoy, tengo los pies como nuevos. Eso sí, estamos cubiertos de polvo, masticamos polvo, respiramos polvo. Polvo somos y en polvo nos hemos convertido. Llegamos a Shira Hut, en pleno centro de la meseta de Shira. Desde aquí tenemos un primer plano de la cima del Kili y los glaciares del norte. Es tan enorme y parece tan lejano e inalcanzable. ¿Cómo alguien tan diminuto como yo va a llegar ahí arriba?
Hemos llegado pronto. Ha sido una etapa corta y fácil… apenas 800 m de desnivel. Ya estamos a 3800 m aproximadamente. Nos ha dado tiempo para unas clases de swahili con Cosmas y los muchachos. Miro las expediciones acampadas con nosotros. Los franchuletis en sus Vaude amarillas, el americano solitario, la australianos igual de sola… y nos miro a nosotros, sentados en el suelo riéndonos y aprendiendo canciones con los porteadores.
Nos aprendemos sus nombres, nos damos las manos, compartimos las gominolas y chocolates que he llevado. Nos lavamos en la misma palangana (el agua escasea). A veces pienso que demasiada gente sólo ve el mundo, cuando lo mejor de la vida es vivir el mundo. Hace frío (7ºC al sol) y está anocheciendo. Estoy en la tienda, escribiendo con el frontal. Tengo las manos y los pies helados. Usiku mwema!
Etapa suave que he aprovechado para ponerme las botas de alta. Son muy cómodas y para estrenarlas hoy, tengo los pies como nuevos. Eso sí, estamos cubiertos de polvo, masticamos polvo, respiramos polvo. Polvo somos y en polvo nos hemos convertido. Llegamos a Shira Hut, en pleno centro de la meseta de Shira. Desde aquí tenemos un primer plano de la cima del Kili y los glaciares del norte. Es tan enorme y parece tan lejano e inalcanzable. ¿Cómo alguien tan diminuto como yo va a llegar ahí arriba?
Hemos llegado pronto. Ha sido una etapa corta y fácil… apenas 800 m de desnivel. Ya estamos a 3800 m aproximadamente. Nos ha dado tiempo para unas clases de swahili con Cosmas y los muchachos. Miro las expediciones acampadas con nosotros. Los franchuletis en sus Vaude amarillas, el americano solitario, la australianos igual de sola… y nos miro a nosotros, sentados en el suelo riéndonos y aprendiendo canciones con los porteadores.
Nos aprendemos sus nombres, nos damos las manos, compartimos las gominolas y chocolates que he llevado. Nos lavamos en la misma palangana (el agua escasea). A veces pienso que demasiada gente sólo ve el mundo, cuando lo mejor de la vida es vivir el mundo. Hace frío (7ºC al sol) y está anocheciendo. Estoy en la tienda, escribiendo con el frontal. Tengo las manos y los pies helados. Usiku mwema!
1 comentario:
Es lindo ver como otra gente, sea del pais que sea, comparte tu afan por conocer, por vivir, por sentir.
Cuando uno piensa en lo que es, y en lo que le rodea, se siente vulnerable y pequeñito, no podemos evitarlo, pues somos nada comparados con la vida.
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