Una tarde cualquiera

El sol entra por el ventanal del salón calentando mi espalda, produciéndome una agradable sensación de confort. Nuestra música favorita cae suavemente desde los altavoces, ralentizando el paso del tiempo. Desvío la mirada de la pantalla del ordenador y te veo leyendo, repanchingado, tranquilo, disfrutando. Apoyado en tu brazo izquierdo, casi enredado en tu pelo, el gato guapo. Acurrucados a tus pies, el gordo y el blanco. Y arropándote, amorosa, la gorda. Sonrío y vuelvo mi atención a la pantalla. Al rato, te siento respirar profundamente, acompasadamente, quedamente. Sonrío más, mientras me regocijo viéndoos dormir y pienso: todo lo que amo cabe en un sofá.

4 comentarios:

__m__ dijo...

Qué cosa mas maravillosa!!!! al menos sabes que si te vas de viaje a una isla desierta, con llevarte todo en el sofa, tendras todo lo que necesitas..... ;)

Señora del Averno dijo...

Me llevo sólo al pelujón más grande, y luego a la vuelta les contamos las aventuras a los otros 4 en el sofá. :)

Norma dijo...

Y yo me quejo porque tengo dos ocupas siesteando conmigo en fin de semana! Si hasta parecen buenos...jeje...son la compañía ideal y el amigo más fiel, sin duda alguna. Se adoran.

Guiomar González dijo...

Joer, la cara de satisfacción del Guapo en esta foto es bestial! Con eso de que siempre tiene cara de susto, ésta es una faceta suya que ni recordaba :P