Crónicas Jordaneiras (VII)

29 de noviembre: Ammán-Madrid

Último día en Jordania, aunque será largo porque nuestro vuelo es a la una de la madrugada.

Por eso nos levantamos tarde, sin prisa, y salimos con A. y F., que no se defienden muy bien en inglés, para irnos al Balad, el centro de la ciudad, para pasar un día fundamentalmente de compras (nos recorremos todas las tiendas de chilabas y baratijas que nos encontramos) y terminar de ver las últimas ruinas que ofrece Ammán.

Mientras S. y yo nos vamos a ver el Teatro Romano, 

A. y F. encuentran un sujeto que les vende billetes fuera de curso legal, y así también nosotros nos venimos con uno de Hussein y otro de Jomeini, para alborozo de nuestros conocidos cuando volvamos a casa y se los enseñemos.

Como el día está gris y nuboso y no tardará mucho en anochecer, decidimos subir al Templo de Hércules 

y al Museo Arqueológico (donde vimos los Manuscritos del Mar Muerto)

y sacar las últimas panorámicas de la ciudad

 antes de buscar un lugar para comer, por 3 dinares cada uno, y ponernos hasta las cejas.  Ya de noche, cogemos al taxista loco para regresar al hotel y esperar, tomando té, y en compañía de J. y B. que vinieran a recogernos.  En el aeropuerto, la larga espera y el retorno a casa (me lo he pasado durmiendo casi en su totalidad).  A las 9 de la mañana del domingo, estamos desayunando en casa, con nuestros 4 niños, en completa armonía.

1 comentario:

__m__ dijo...

simplemente tu mochila ha tenido que ver mas mundo que un piloto de aviones.....

un sugar muk, tita!