Crónicas Kilimanjaleiras (VII)

14 de agosto de 2003 (SHIRA HUT-BARRANCO HUT)

Hoy sí que hace frío, 2ºC y bajando. Lavarse las manos en la palangana esta mañana ha sido poco menos que doloroso. El pelo es un estropajo, pero como todos estamos igual y olemos a choto con la misma intensidad, me siento hasta menos cochina. Hemos cubierto la distancia en unas 6 horas, y como Jua (el sol) ha estado oculto… me he pelado de frío.
A medida que ascendíamos, por la izquiera iba apareciendo la planicie casi infinita de Shira. Todo el paisaje de hoy ha sido desértico, con senecios gigantes que nos recordaban a deliciosos y añorados percebes, enormes y hermosas lobelias y millones de flores del Everest. Al llegar a la zona próxima al glaciar Arrow la niebla nos envolvía como a los espectros y almas en pena, tal era el rostro de J.A. enfundado en su pasamontañas y sufriendo por la altitud.



(Pausa: M. está haciendo pis en la puerta de la tienda y J.A. le está echando la bulla. Pero M. dice que hace un frío que como para salir más lejos. Jajajajajajajaajajaja, parecen un matrimonio).

Hemos comido en una meseta a unos 4400 m, bajo el Kibo. El frío era del carajo, y además con los grajos de aquí, los "kungurrus" volando bien bajo a ver si pispaban algo del papeo. Y es que hoy Cosmas nos ha sorprendido con un cambio de menú: empanada de carne y una especie de sandwich con huevo, todo frito. Nos ha sabido a gloria.



Después de rodear la Torre de Lava el paseo por ese paisaje pedregoso emergiendo de una avalancha de tierra salpicada de las flores blancas del Everest, es como de cuento. Sé que ahora me atenaza el frío, pero dentro de un tiempo, cuando relea estas líneas en el calor de mi hogar, no podré sentir los pinchazos que me dan ahora los pies, y el recuerdo del campo de flores será mucho más reconfortante. No quiero perderme un solo detalle de cada paso que doy, de todo lo que me rodea, de todo lo que me invade.

Hay que descender por el collado del Gran Barranco. Aquí se recogen las aguas del deshielo y de las lluvias del sur del Kili. Le estamos dando la vuelta. Torrentes y cascadas de agua marrón por la tierra y sedimentos corren al lado de arroyos de aguas claras. Por supuesto me he dado un par de tragos de agua. Está congelada y se me han repasado todos los dientes, hasta los de leche… pero ahora llevo el agua del Kili en mí. El roquedo por el que bajamos está salpicado de senecios. Otra vez esa sensación de estar en el Paleozoico.



Después de entrar en calor, hemos tomado el colacao de la cena viendo, iluminadas por los últimos y rosados rayos de sol, las últimas nieves del Kilimanjaro.

2 comentarios:

__m__ dijo...

Se que no es lo mismo, pero hace unos años fui a la sierra de cazorla, cuando llegue al nacimiento del rio, apostamos quien seria el guapo de aguantar mas tiempo con los pies desnudos en el agua……reconfortante el palizon de unos pocos kilómetros andando cuesta arriba con todo el calor de agosto, y poder sumergir los pies en esa agua…la sangre bullia por mis piernas como una carrera en la media….no olvidare jamas la sensación de ser feliz, totalmente, respirando hondo, bebiendo natural……me senti tan apacible y sosegada…..que minutos mas estupendos……

Señora del Averno dijo...

Sí... sé muy bien de lo que hablas. Un día te enseñaré una foto en los Ibones Azules, bajo los Picos del Infierno... es julio, pero el agua está a 10º (medidos con termómetro)... y también me ha tocado cruzar un río a pelo, encordada para no ser arrastrada por la corriente y salir con las piernas azules jejejejejejjejejejeje. Eso son 5 años más de vida jejejejejejejejeje.