Crónicas Venezolanas I

DÍA 5 (viernes):

Embarcamos en Bilbao con destino Madrid y tiempo de sobra para ir al mostrador de Travelplan, recoger la documentación y llegar a facturar a Air-Europa con hora y media de colchón… ¿dije "colchón"? porque no llegó ni a salvamanteles… y es que con la maleta puesta en el peso, la oriental que ponía las pegatinas en las asas de las maletas nos soltó un lánguido "tienen que espelal"… "esperar, ¿a qué?" "espelal aquí, no hay sitio en el avión".
Evidentemente las 15 personas que estábamos en la fila no sólo nos echamos a reír, luego las manos a la cabeza y después al cuello de la japonesa sino que amenazamos con sabotear el vuelo, la compañía y el aeropuerto… Of course, la china salió en busca de un superior que capeara el temporal, y yo personalmente me vi muy complacida con el trato dispensado por la sobrecargo cuando me dijo que mi maleta era la última en entrar en la bodega y mi asiento el último en ser ocupado… el 1 B. Así que ante la perspectiva de volar en primera incluso dediqué una amable sonrisa a la coreana cuando me pegó la etiquetita con CCS (Caracas) en la bolsa de viaje.

Vine como una marquesa, con los pies en alto, repanchingada en el asiento, con una azafata que me traía agua y canapés de jamón y cabrales, revistas, películas y hasta me tapaba con la mantita si veía que se me descolgaba por los hombros. No sé cuánta diferencia de precio hay entre ambos billetes, pero creo que en viajes de más de 4 horas compensa subir de categoría y dejar de ser economy class (:P). D., en cambio, acabó en la fila 34, y no le querían dejar pasar al "gueto" de los acomodados para verme. "¿Dónde va usted?" "A requisarle algún canapé a la parienta, que nos tenéis muertos de hambre a los otros 250 pasajeros" jajajajaajajaja.

Llegamos a Caracas, ciudad sin ley, de noche. En seguida nos ofrecieron cambiar suculentos y verdes Euros por cochambrosos bolívares… y por 100 € nos dieron más de medio millón de "bolos". Claro, todo como en el anuncio: "son diez mil". Menos la gasolina… por 100 bolos depósito lleno… una muy buena razón para considerar mudarse a Venezuela (que no a CCS). Adriana, nuestro enlace, nos acercó al Gran Meliá –en la zona oeste-, el megahotel donde pasaríamos la noche sin tiempo para disfrutar ni de la piscina, para mi desagrado. Atravesamos la zona este, la peligrosa, en la que los "ranchos", provistos cada uno de una bombilla, perfilaban las montañas donde se extienden, como si fuera un belén interminable. Lástima que tener un rancho allí esté tan lejos de la Ponderosa de los Cartwright.

Recuerdo vagamente el calor tropical de la noche caraqueña, y algo de la habitación victoriana en la novena planta… y es que caí como fulminada por un rayo. De hecho entró por allí el camarero del servicio de habitaciones con el solomillo que se cenó D. y ni me vio, hecha como estaba un ovillo entre los tropecientos cojines a rayas de la king-size.

1 comentario:

null dijo...

Jeje, cuando actualizas, actualizas!!!

Nada, ya tengo lectura de cabecera para un par de noches XD